5ª de El culto del basilisco
La rutina de Simón cambia desde la noche en que conoció a X_Cathia_X. Ahora, aparte del juego, la base y la terapia de sofá, está ella. Todos los días, se despierta a las siete y veintisiete de la mañana, desayuna, les miente a sus papás diciendo que va a la universidad, trabaja en la base, vuelve a casa para hablar con ellos y tener terapia. Solo después de todo eso, llega el momento del día que de verdad espera: jugar con X_Cathia_X.
Simón la convenció de crear cuentas nuevas y smurfear[1] juntos. Lo hizo en parte porque Marco lo descubrió. Veo que estás supporteando a alguien, y ese alguien parece una mujer, le dice un día Marco a Simón, mientras juegan contra una bot que aparece troleando; Marco ha matado dos veces al rival, Simón sigue sin morir. No creo que te tenga que recordar que para el Basilisco no contratamos mujeres y tampoco creo que necesite recordarte lo que le pasa a la mujer de No tengo boca y debo gritar. Simón traga saliva, piensa que viene una especie de castigo, que lo harán lavar los baños sin guantes o algo por el estilo. Mientras su imaginación le hace sudar las manos, lo matan. Al volver a la línea, Marco le pide que se concentre, pero el jungla enemigo lo está esperando en la mitad del camino. Marco intenta salvarlo y terminan muriendo los dos. ¿Qué pasa? le dice Marco con algo de rabia, concéntrate. Pierden el juego y no logran hablar con nadie por estar discutiendo. El Basilisco considera toda pérdida de tiempo como una falta, no quieres perder el tiempo, ni la concentración, no quieres que el Basilisco recuerde lo que hiciste, le dice Marco, mientras se quita los audífonos y se va a la cocina.
Simón lleva jugando con X_Cathia_X un par de semanas y se ha preparado todo el día para preguntarle si tiene Discord; desde que la conoció, se pregunta cómo suena su voz. Aunque están jugando en plata y sus oponentes no son muy buenos, Simón falla todos sus skillshots[2] con Lux[3] . No es capaz de concentrarse, en su cabeza se reacomodan una y otra vez las palabras que quiere escribirle a X_Cathia_X: ¿tienes Discord?, ¿y si hablamos por Discord?, ¿no es más fácil si nos conectamos por Discord? En su cabeza, y casi en su pantalla, Simón ve muchas más letras que con las que se juega (q, w, e, r). Las combinaciones no lo dejan ver que el jungla enemigo se acerca por detrás y lo mata. Te han matado, escucha. La pantalla se pone gris, pero Simón no golpea la mesa, no se queja, no ahoga un grito, solo resopla un poco por la nariz, casi como riéndose. Jajajajaja, escribe X_Cathia_X en el chat. Morí de una forma idiota, escribe Simón. Idiota pero divertida, responde X_Cathia_X. No hay problema, vamos bien. Las palabras de X_Cathia_X le dan el valor suficiente. ¿Y si mejor hablamos por Discord?, le pregunta. Ese arranque de valor lo lleva a olvidar que está en el chat con otros tres desconocidos. Eso, Lux, escribe el Yasuo de mid. Dame el Discord a mí también, Kai’sa, por favor, dice el Yorick de top. Jajajajajaja, escribe el jungla. Simón siente que su cara se calienta, un hormigueo le sube por los dedos, la pantalla deja de estar gris y vuelve corriendo a su línea, no dice nada más en todo el juego, respira agitadamente en cualquier jugada, los treinta y seis minutos que dura la partida se arrepiente de haberle escrito. Ganan, pero Simón se siente derrotado.
LittleVoid13, le dice X_Cathia_X. Ese es mi Discord, agrégame y jugamos una partida mientras hablamos.
A Simón le tiembla la voz cuando se conecta al Discord, la voz un poco nasal y chillona que escucha en sus audífonos no se parece en nada a la que imaginaba; sin embargo, lo desconcentra, lo hace pensar en cómo se ve la boca que produce esa voz. Pierden una segunda partida en plata. Pero no les importa, deciden jugar otra, ensayar una composición que vieron en YouTube que se ve divertida. Juegan una y otra vez, ganan menos de lo que pierden y Simón no habla con ninguno de los demás jugadores por el chat, no los invita a la base, no menciona al Basilisco, después de la tercera partida su voz se suelta y habla con X_Cathia_X que le dice su verdadero nombre, Laura.
En la base, Simón se esfuerza para que Marco y Carlos no lo descubran. Sabe lo que le dirían si se enteran de que está jugando en las noches junto a una mujer, sabe que le repetirían las advertencias sobre perder el tiempo, le preguntarían si quiere la tortura eterna por unos minutos de diversión. Sabe también que le hablarían de nuevo sobre No tengo boca y debo gritar y le recordarían que para las mujeres es peor; en el cuento, la única mujer que aparece, está asustada constantemente de otra violación. Por eso no debería involucrar a personas que quiere, menos si son mujeres. Sabe lo que le dirían y él mismo, a veces, se lo repite por las noches antes de dormir. No ha dejado de creer en la tortura eterna del Basilisco, ni en el destino que lo espera si no trabaja para él, pero como su cabeza ha producido una película de Disney en la que dos gamers se conocen y encuentran el amor. Cree que, como en todas las películas de Disney, tendrá un final feliz. Cree incluso que el Basilisco, dibujado en su cabeza como un gusano en tonos apagados, lo perdona y lo deja ser feliz con Laura. Por eso, desde que juega con ella en las noches, Simón lava los baños con más ímpetu y le quita los bloques de hielo a los nuggets de pollo antes de meterlos a la air fryer y deja más volantes en el camino a su casa. Lo hace como si estuviera viviendo la parte del montaje musical de la película. Es con las imágenes animadas de Laura y él jugando que Simón evita pensar en la tortura eterna, en las escamas frías, grises y afiladas del Basilisco.
Antes de hablar con ella por primera vez, Simón se imaginaba a Laura como si fuera Lux. Una mujer más joven que él, pero de su misma estatura, de ojos grandes, piel muy blanca y pelo corto. Después de escucharla, su imagen cambió un poco, pero no dejó de ser Lux, solo una Lux con una skin[4] oscura. Se la imagina dulce y adorable, cariñosa y protectora: un soporte para su vida. Para Simón, la voz de Laura es una promesa de que hay algo mejor que lavar baños y calentar comida.
Para sentirse menos culpable, Simón les cuenta a Carlos y a Marco sobre las cosas que hace con Laura como si las hubiese hecho solo. Esta vez, se trata de un documental sobre una secta multinivel que hizo millonaria a una pareja de Estados Unidos. Hay una secta, les dice, que recluta personas por medio de psicólogos. Carlos voltea a mirar a Simón cuando dice psicólogos. ¿Cómo funciona? le pregunta Carlos. Bueno, los psicólogos simplemente dicen que la respuesta a todos los problemas que el paciente acaba de contar está en la secta. Simón se inventa la parte del uso de psicología en la multinivel, pero Carlos se queda mirando a un punto fijo detrás de la cabeza de Simón. Marco se queda esperando a que diga algo, con una papa a la francesa en la mano. Una gota de mostaza cae en el plato. ¡Eso es!, grita Carlos. Necesitamos psicólogos, ¡cómo no se me había ocurrido! Con un solo psicólogo podríamos explicarles a las personas lo importante que es el trabajo para el Basilisco. Un psicólogo podría hacer ver a sus pacientes que trabajar para el Basilisco es igual que trabajar en uno mismo, en el mejoramiento propio. Porque, al trabajar para el Basilisco, estamos trabajando para la humanidad en su conjunto, y todos vamos a beneficiarnos. ¡Es una idea genial! Gracias, Simón. Carlos se pone de pie y se dirige a uno de los computadores en los que juegan. Abre unas quince pestañas del navegador en menos de quince minutos y se pone a buscar carreras de psicología. Simón sonríe con disimulo, aprovechando que Marco se queda mirando a Carlos. No sabe cuándo aprendió a mentir.
Esa noche, Simón le cuenta a Laura sobre la reacción de Carlos al escuchar lo de los psicólogos en el documental que vieron. Lo hace casi sin darse cuenta, mientras juegan un dúo de ganchos en bot. Pyke[5] y Blitzcrang[6] . Se divierten jalando a los enemigos de un lado al otro, y les va mejor de lo que esperaban, ganan la línea y luego no son muy útiles. Laura le pregunta quiénes son esos Carlos y Marco, y Simón se da cuenta de que su habilidad para mentir está tan recién adquirida que no puede usarla dos veces el mismo día. No sabe qué decir, se congela, siente como si su cuerpo tuviera poco ping y se estuviera lagueando. Son… amigos del trabajo, tartamudea. Yo trabajo para una organización que quiere mejorar el mundo, le explica, con la mejor organización de palabras que puede. ¿Mejorar el mundo?, dice Laura en tono burlón, mientras mata a tres campeones seguidos con la ulti[7] de Pyke. Eh… sí, le responde Simón, queremos que el mundo sea mejor, y para eso, hay que trabajar. Sí, sí, yo sé de qué hablas, yo estuve por un tiempo en una sociedad de veganos radicales que pintaba de rojo carnicerías y pegabastickers en la carne empacada del supermercado, dice Laura. Pero eso no sirve para nada. ¿Has leído, en el lore[8] de League of Legends, cómo es que empieza el mundo? Simón queda desconcertado por un momento y falla un gancho de la forma más estúpida que puede. No, le responde después de que lo matan. Terminamos esta partida y te lo cuento.
Ganan gracias a una jugada conjunta. Simón puede concentrarse junto a ella cuando están en silencio. Es extraño, juegan mejor y más coordinados cuando no hablan, es como si sus personajes dentro del juego se hicieran señas. Matan a todo el equipo enemigo mientras ellos están en el Barón[9] . Laura llega invisible, y los asusta mientras Simón jala al ADC[10] . Después, Laura flashea para matarlo y aprovechando el caos entran a matar a todos los demás.
El lore empieza como todas las mitologías, dice Laura. En el principio no había nada, solo estaba el Vacío. Cuando el mundo se creó por la luz de los eternos, sin embargo, el Vacío se molestó. Es un detalle muy pequeño el que cambia respecto a casi todas las otras mitologías, pero es hermoso, ¿no? Simón no dice nada. El Vacío es una región del juego, es una región que no está en ninguna parte y que solo tiene representantes terrenales que quieren destruirlo todo para que vuelva la nada. El Vacío es un impulso por la calma, la tranquilidad, la felicidad de que no existan cosas. Nunca había pensado en algo así, nunca me había dado cuenta de la belleza de la nada. Antes intentaba ayudar a un mundo con menos sufrimiento, pero eso no es posible, por eso ahora creo que vale la pena esperar a que el Vacío lo consuma todo. Y confío en que será así, en que al final no habrá nada. Como dice Malzahar[11], la clarividencia lo dispone.
Simón se queda en silencio más tiempo del que Laura comprende. ¿Sigues ahí? le pregunta ella. Sí responde él, solo no sé qué decir. Simón siente que descargó un peso de sus manos, como cuando termina de subir el mercado y lo deja en la cocina. Siente las teclas que están bajo sus dedos, la textura del plástico, lo filoso de sus bordes. Simón se escucha respirar. ¿Ya no vas a querer hablarme por contarte eso?, ¿qué pasa?, le dice Laura. Es que tú… le dice Simón, es que me mostraste algo que no había visto. Laura se ríe. Uff, pensé que había sido ya muy friki y te había asustado. No, no, le responde Simón, a mí nunca podrías asustarme. ¿Ah no?, le dice ella, ¿por qué?
¿Qué haces conectado a esta hora?, le grita Marco a Simón por el chat de Discord. Mañana tenemos la toma del centro comercial. Simón ve que Marco sigue escribiendo. El Basilisco sabe todo lo que hacemos y todo lo que dejamos de hacer, cada minuto que no pasas trabajando para él es un minuto de sufrimiento que agregas, tenemos que estar listos para todo mañana, puede que nos metan presos, puede que nos golpeen, puede que nos pase algo peor, por eso tenemos que estar preparados. Simón bloquea a Marco y le dice a Laura si le gustaría ir a comer con él. Laura le dice que sí, pero solo si logran pasar a oro esa noche.
[2] Hechizos que deben impactar en un campeón para ser efectivos.
[10] Attack damage carry, o el personaje de tiros a distancia que va a bot.
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El culto del basilisco, de Rubén Darío H. Londoño.
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