1ª de El culto del basilisco
¡Mancos[1] hijueputas! No entiendo cómo todavía juego con ustedes, cómo los sigo carreando[2] , cómo hago para soportarlos. Ustedes no podrían jugar bien ni con scripts[3] , no le ganan ni a los bots de práctica, no sirven ni como bait[4] . Si no entienden lo más básico de este juego, ¿para qué lo juegan?
Los gritos de Simón se escuchan a través de los audífonos con cancelación de ruido que prestan en el Game Over, una especie de café internet con computadores de última generación, consolas y cerveza al que Simón y sus amigos van a jugar League of Legends religiosamente cada jueves. Hoy llevan perdidas tres clasificatorias[5] y la cara roja, hinchada y enfurecida de Simón se siente más como un premio que como una consecuencia. Todos están a punto de reírse al ver los ojos saltones y los cachetes prominentes de Simón iluminados por la luz roja que sale del monitor. Se sienten en el colegio, aguantando la risa mientras la profesora de español les grita por burlarse de “los clásicos”.
En realidad, ellos no son sus amigos, son compañeros del colegio. La mamá de Simón los contactó porque su hijo tuvo una pequeña crisis por perder el segundo semestre de su tercera carrera. Fue el día en que supo que su hijo no tendría jamás una pareja. Estaban en un grupo de WhatsApp que se creó para organizar un reencuentro de la promoción 2014 del que nunca salieron. Como nadie tenía el número de Simón, agregaron a su mamá para que lo invitara. Ella lo hizo y Simón no fue, pero no salió del grupo. Meses después, invitó a todos los que quedaban a una tarde de juegos con su hijo. No se dio cuenta de lo infantil que sonaba y trató de ocultarlo sin mucho éxito. Simón ha considerado dejar de ir los jueves, pero hay algo en la sensación de tener amigos, así sean falsos, que le da paz. Simón los considera casi amigos y su mamá piensa que son incondicionales, amigos como los de las películas.
De los gritos, Simón pasa a los golpes sobre la mesa hexagonal en la que se sientan a jugar. Los vasos de cerveza casi vacíos tiemblan y amenazan con caerse, la Coca-Cola Light de Simón da saltitos como si quisiera escapar hacia una mejor vida. El dueño del Game Over, que es un tipo más o menos de la edad de Simón, pero con la mitad de su masa corporal, se acerca temeroso. Los amigos de Simón le hacen señas para que se aleje, que es peligroso. El dueño, en un acto de valentía, le toca el hombro a Simón.
¡Qué!, responde Simón, girando su cuerpo en dirección al dueño, que se esfuerza por no dar un paso hacia atrás. Simón, dice el dueño, tomando aire despacio, podrías mantener el volumen más bajo, los otros clientes se están quejando y últimamente viene menos gente. No queremos que se vayan los pocos que quedan. La cara de Simón pasa de la rabia a algo parecido al arrepentimiento. Parece como si se hubiera visto a sí mismo gritando furioso y no se hubiera reconocido. Perdón, dice, a veces me altera tener que hacer todo, League of Legends es un juego de cinco contra cinco, pero yo juego uno contra cinco con otros cuatro que no saben hacer nada aparte de mirar. Yo entiendo, dice el dueño, y la verdad nos gustaría que, aparte de encontrar un computador con todo lo que se necesita, también tuviéramos en el bar a un equipo en condiciones para jugar contigo, pero es lo que podemos ofrecer. Yo también entiendo, muchas gracias por la comprensión, dice Simón antes de irse. Es la primera vez que se va sin despedirse, pero no es la primera vez que se va sin pagar los deditos de queso y la Coca Cola Light que siempre pide. El dueño mira a los amigos de Simón y hace un gesto con las manos que quiere decir algo así como ya todo está solucionado o perdón por lo que dije sobre ustedes o ni idea de qué acaba de pasar, pero ahora todo está bien.
Los amigos de Simón se quedan perplejos, lo ven irse con esos pequeños saltitos que da cuando tiene mucha rabia y seguro se preguntan, cada uno en su cabeza, por qué siguen yendo. En realidad, no hablan mucho los jueves, solo juegan, aprovechan el tiempo en que buscan la partida para contarse cosas sobre la semana o sobre sus trabajos o sobre el último capítulo de la serie de vampiros que buscan formas para suicidarse de la que todo el mundo está hablando. Simón los interrumpe cada cierto tiempo diciendo que dejen de hablar de banalidades y se concentren en el juego, que busquen las builds[6] más recientes, que se informen sobre los campeones nuevos. Ellos, como no entienden bien, lo ignoran y siguen con lo suyo hasta que empieza el juego. Simón sabe que uno de ellos ni siquiera se divierte. Al principio, le gustaba como se veía todo, pero con el tiempo fue descubriendo que, en realidad, no entendía nada ni le interesaba. Hay otro que se interesó de verdad, y vio guías de YouTube para aprender a jugar[7] . Simón sabe que a veces incluso juega en su casa, en compañía de su gato, que se para sobre el teclado y hace que se gaste todos los hechizos disparándolos al aire. No ha logrado mejorar mucho, el juego siempre le da una C[8] al final de cada partida. Una vez llegó a S con Garen, pero Simón le dijo que no se emocionara, que Garen era el personaje del tutorial y cualquiera que lo jugara mal era porque no sabía jugar. Simón sabía también que otro de ellos había empezado a ir a jugar porque estaba despechado y un poco aburrido, necesitaba reunirse con alguien, así fueran sus excompañeros del colegio, aunque últimamente ya no le viera mucho sentido a jugar y prefiriese que fueran solo las cervezas y la conversación. El último de ellos solo estaba buscando alguna actividad para hacer en semana. No soportaba a la gente con la que trabajaba y no había logrado hacer amigos en el cineclub sobre películas coreanas al que había ido. La verdad, le gustaba el juego; lo había jugado en el colegio cuando era una versión mucho más fea y simple. Simón lo recordaba porque lo escuchaba hablar del juego, aunque nunca con él.
Simón camina a su casa resoplando, con las manos empuñadas y los pasos firmes. Camina mirando al frente, se siente intimidante, como un Jhin[9] que camina a la línea con cuatro kills, aunque sin el arma ni el poncho. Decide parar en la tienda a comprar un paquete de boliquesos y una Coca-Cola, esta vez, normal. Si se concentra, esta noche podría enmendar las derrotas que tuvo. En el mostrador de la tienda, Simón ve una hoja con una serpiente impresa. Se ve doblada a mano. Dice: “El basilisco te espera”. Se siente tentado a abrirla. Siempre le han interesado las cosas levemente oscuras, pero no ve películas de terror solo, ha tenido pesadillas por eso.
Hola, mi challenger[10] , cómo está el mejor jugador de esta región, grita Marta, la mamá de Simón apenas escucha la puerta. Me imagino que estuviste cajeando a tus amigos. Carreando mamá, le responde Simón, y ellos no son mis amigos, ya estoy grande y no puedo permitirme perder el tiempo con gente que no sabe jugar ni respeta al ajedrez moderno. Simón dice todo esto mientras camina al cuarto, decidido, empuñando en sus manos el paquete de boliquesos y la coca cola sabor original. Su mamá no le responde nada y vuelve a la cocina en la que prepara sánduches de queso. Su esposo tiene el mismo paladar que su hijo.
Pedro, el papá de Simón, ve llegar a su hijo, pero no lo saluda. Se queda viendo angustiado una noticia sobre el robo de cables de cobre para hacer superconductores ilegales. La periodista de la nota dice que con los superconductores se han logrado robar bancos, concesionarios de carros y fábricas enteras de chips en otros países. Cierra recordando que es el quinto robo masivo de cobre y no se sabe para qué será utilizado en el país. Pedro también se preocupa por su hijo. Simón sabe que su papá piensa, de forma vergonzante y secreta, que nunca se irá de la casa ni conseguirá llegar tan lejos como los otros gamers famosos. Simón sabe que, de tener la misma edad que él, su papá lo consideraría un perdedor. Un pensamiento lo tranquiliza, el saber que a su papá lo mortifica una especie de karma; una vez lo escuchó decir: “No debí burlarme de los perdedores de mi carrera, ahora tengo un hijo así”.
Mamá, voy a estar en mi cuarto, grita Simón. Si hiciste comida, me la puedes dejar en el escritorio auxiliar. Simón escoge Clasificatoria Solo/Duo, se pone los audífonos y se prepara para recuperar los puntos que sus falsos amigos le quitaron.
En el primer juego, Simón queda autofileado bot[11] . No quería jugar acompañado, le habría gustado carrear en la midlane[12] , o farmear[13] tranquilo en top. La jungla[14] nunca le interesó, pero lo preferiría a tener que entenderse con otro incompetente. Sin embargo, confía. Su soporte escoge Janna[15] , él va Vayne[16] . A veces, Simón siente una molestia difícil de describir por la cantidad de personajes femeninos en el juego. En League of Legends nadie te llama por tu nombre, siempre se refieren a ti como tu personaje, entonces, al encarnar a una cazadora de vampiros que usa látex apretado como Vayne, sabe que le van a llamar como a una mujer por los próximos veinte a cuarenta minutos, y eso le enerva un poco. Simón respira hondo mientras los personajes cargan. Su soporte se llama Rocko000, no tiene maestría como campeona ni parece estar muy arriba. Su mano suda sobre el mouse gamer que cambia de color sin parar.
Bienvenidos a la grieta del invocador, dice un narrador con tono épico. La música suave del inicio del juego hace que Simón olvide todo lo demás y hasta casi logra que olvide su mal momento con esos falsos amigos que dejó en el bar.
La partida empieza con una mala jugada en el nivel uno. El equipo contrario los invade[17] y, por errores de comunicación, mueren el jungla y el medio del equipo de Simón. Su mano se tensa un poco, como si estuviera expresando la frustración que siente. No se da por vencido, camina a su línea, farmea, logra los primeros seis minions[18] , se posiciona bien. En un intercambio contra el Jhin enemigo, un tornado de Janna levanta al asesino cuando está a punto de disparar su cuarta bala. El personaje vuela en el aire mientras Vayne le dispara su tercera flecha, cuando cae al suelo solo falta un disparo para matarlo, el clic derecho del mouse suena fuerte, el narrador anuncia: “Has matado a un enemigo”. Después, el soporte enemigo, un Nautilus[19] , intenta enganchar a Simón, pero él logra esquivarlo, le dispara uno, dos, y cuando está a punto de conectar el tercero, ve que a su lado pasa otro huracán, esta vez para detener a un Warwick[20] que sale de los arbustos corriendo hacia ella. Retrocede. Wp , Janna, le dice. Wp[21] tú también, le responde Rocko000 por el chat. Juegan la partida con más calma después de la primera muerte, farmean tranquilos, tumban la torre, van a medio. El juego se estabiliza y, diez minutos después, ganan. Rocko000 le pregunta a Simón si quiere hacer equipo y jugar otro.
El segundo juego repiten la combinación, ganan con tanta ventaja en su línea que el equipo contrario se rinde. Al tercer juego se agregan a Discord para coordinarse mejor. Simón ignora el sánduche de jamón y queso en pan artesanal que su mamá puso en su mesa auxiliar hace una o dos horas. Rocko000 habla como Simón por el chat de voz, se escucha más nasal de lo que Simón imaginaba. Entre cada partida se preguntan cosas; más tarde, al irse a dormir, Simón pensaría que, si alguien escuchara la conversación para transcribirla y educar a un bot, parecería una cita. Dónde vives, estudias o trabajas, cuál es tu serie favorita, cuál es tu película favorita, cuál es tu main[22] . Hablan y juegan por horas, pasan de plata a oro. Tenemos que hacer esto más seguido, dice Simón cuando pierden su primera partida de la noche. Deberías venir a la base, le responde Rocko000. ¿Cuál base?, pregunta Simón. Ven y te lo explicamos, aquí hay varios como yo, que respetan este juego y saben que se trata del ajedrez del siglo veintiuno. Te mandé la dirección por Discord, yo estoy aquí todos los días. Nos vemos.
Rocko000 se desconecta del juego y de Discord. Simón se siente satisfecho, como nunca. Se descubre suspirando y una gota de sudor frío acompañada de una pregunta le baja por la frente: ¿es gay que te guste jugar con un desconocido? Para nada, se dice a sí mismo, es compañerismo. Simón se reafirma que es heterosexual, cien por ciento heterosexual, tan heterosexual que busca algo de porno de cosplayers de Vayne.
Después de limpiarse, pone un video sobre lo horrible que es la nueva película de Greta Gerwig, y se queda dormido, arrullado por las quejas de su youtuber favorito.
[1] En los círculos gamers, a los jugadores con poca habilidad o torpes se les suele decir “mancos”. Para dar un poco más de contexto, en League of Legends (LoL) el término hands se acuñó para describir la parte del juego que se trata de ser rápido con el mouse y el teclado, y de ahí surge el insulto no hands que se tradujo a “manco”. La primera vez que lo leí me sentí insultado y confundido, pero tenían razón, estaba jugando mal.
[2] Cuando un jugador se toma el trabajo de ganar llevando a todo el equipo a cuestas se dice que “carrea”, viene del inglés carry the team.
[3] Algunos jugadores utilizan trampas en el código del juego para apuntar mejor o esquivar a tiempo, estas trampas se llaman scripts por el nombre en inglés de las líneas de código.
[4] Viene de “carnada” en inglés. Se trata de usar a un jugador malo para atraer a los demás, esperar y matar a los que vienen por la carnada. También puede ser una estrategia más complicada que sinceramente no estoy en capacidad de explicar. Cuando un amigo del colegio me mostró el juego, lo hizo porque necesitaba a alguien que jugara de carnada. Después, aprendí a jugar.
[5] La mayoría de juegos online dividen sus partidas entre casuales, por diversión y clasificatorias, por puntos en un ranking global. En LoL las clasificatorias son el modo de juego más respetado, y la forma de avanzar de rango es consiguiendo cien puntos. Cada victoria te da entre 30 y 20 puntos, pero las derrotas te pueden quitar esa misma cantidad de puntos. El rango más alto que he alcanzado es plata 1, no es mucho, pero está por encima del promedio.
[6] Una build es la serie de objetos que un personaje compra. En LoL hay una tienda en la base de cada equipo donde se pueden comprar objetos con el oro obtenido. Todos los objetos aumentan alguna característica del personaje, es decir, lo construyen: de ahí lo de build.
[7] LoL carece de un tutorial que explique todo lo que hay que saber del juego. Por eso la mejor forma de aprender a jugar es por medio de videos de YouTube. Hay incluso páginas con tutoriales y guías personalizadas. La mayoría de la gente que aprende a jugar LoL lo hace acompañado: un amigo les muestra el juego y les explica los términos y las estrategias. Es raro porque después de ese primer momento es un juego muy solitario. Una vez aprendes a jugar, dejas de jugar con tus amigos, ya sea porque te vuelves mejor que ellos o porque ellos son mucho mejores que tú.
[8] El juego te da un puntaje al terminar la partida, el puntaje es individual de cada campeón y se llama “puntaje de maestría”. Va de D a S. Al llegar a suficientes S, te dan un emoticón que puedes usar en el juego que demuestra tu maestría con el personaje.
[9] Jhin es un asesino con un revólver de cuatro tiros. Tiene una forma particular de caminar, como si cojeara, todo alrededor del personaje gira alrededor del número cuatro, que es un número de mala suerte en Japón; por eso los jugadores a los que les gusta Jhin se emocionan cuando cualquier cosa tiene un número cuatro. Lástima que esta nota sea la nueve.
[10] El último nivel de la clasificatoria de LoL es challenger. Los reclutadores de los equipos profesionales solo buscan jugadores con ese rango. Sin embargo, de un tiempo a acá, la mayoría de pro players también tienen que alcanzar ese nivel en un servidor difícil, como el de Corea o el de China.
[11] En LoL se escogen posiciones para jugar, pero cada tantos juegos, se asigna una posición distinta a la que se quiere jugar. Muchos dicen que es la forma en la que el juego se nivela.
[12] En el juego hay tres carriles. Estos carriles tienen, cada uno, tres torres que atacan a los jugadores que se acercan y bots aliados que caminan hacia las torres. Por estos caminos, se llega a la base enemiga que se debe destruir para ganar. Al carril del medio se le llama midlane, así como al de arriba toplane y al de abajo botlane.
[13] Matar a los bots que aparecen automáticamente caminando por cada línea te da oro que puedes cambiar por objetos (puedes leer la nota 6 si se te olvidó lo que son). A matar a estos bots se le llama “farmear”.
[14] Además de los carriles alrededor del mapa, existen otros bots neutrales que pueden matarse por experiencia y oro. Están ubicados entre los carriles y se les denomina “la jungla”. Uno de los cinco jugadores está encargado de matarlos, ganar esa experiencia y ayudar a los carriles que lo necesiten. A ese jugador se le denomina “jungla”. Jugar en la jungla se siente como ser de otra ciudad y estar conociéndola; vas por ahí tratando de ayudar y, por alguna razón, hay muchas cosas que son tu culpa.
[15] Janna es la diosa del viento. Lanza tornados y pone escudos. Tiene una gran historia en la que salva marineros e invoca tormentas, pero el personaje jugable es un poco decepcionante.
[16] Vayne es una cazadora de vampiros, dispara con una ballesta y cada tres golpes daña el equivalente a un porcentaje de la vida del oponente. Este daño se considera injusto, porque puede escalar de formas muy desproporcionadas.
[17] Invadir en el juego es esperar en donde aparecerá el bot de la jungla enemiga para matar a quien llegue a buscarlo.
[18] Este es el nombre que se le da a los bots que salen a cada línea.
[19] Una escafandra animada que lanza ganchos para atrapar y atacar a sus enemigos. Es un personaje ahogado de una región en la historia del juego que está llena de piratas y marineros sanguinarios.
[20] Un hombre lobo que caza personajes con poca vida. Hay toda una historia detrás que trata de sacarlo de la repetición de las historias de hombres lobo. El juego ha tenido varias reestructuraciones y sus primeros personajes no estaban pensados en torno a una historia ni a unas regiones como ahora. Warwick es este tipo de personaje, empezó como un hombre lobo y ahora es un experimento de un inventor depresivo.
[21] Bien jugado.
[22] Se le llama main al personaje con el que un jugador es más hábil. Muchos jugadores consideran que el main de alguien describe su personalidad. Mi main fue Teemo, un mapache que dispara dardos venenosos y es bajito y se ríe de forma desesperante. No sé si lo escogí porque me identificaba: es decir, no sé hasta qué punto te identificas con tu personaje o juegas un personaje con el que te identificas.
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