Skip to content

Situaciones de salud precarias

«Este [que los fallecidos presentaban patologías previas] es un detalle muy importante. Porque al final aquí los médicos no se cansan de repetirnos que estamos ante un tipo de gripe, que como la gripe afecta sobre todo a personas con las defensas bajas, con situaciones de salud precarias…». Lorenzo Milá

precario

1. adj. De poca estabilidad o duración.
2. adj. Que no posee los medios o recursos suficientes.
3. adj. Der. Que se tiene sin título, por tolerancia o por inadvertencia del dueño.


Día -7


Como en las mejores historias de terror, todo ocurre mientras los protagonistas están distraídos. Y luego ya es demasiado tarde. Parece rápido pero solo ha sido silencioso. Qué exagerados, cómo vamos a interrumpir una manifestación histórica, dejar de besar a desconocidos entre medias de noche y alcohol. Jamás cerrarán los bares, jamás dejaré de viajar. Y, luego, una semana hecha un siglo, un mes hecho un milenio. Los ojos por encima de las mascarillas que predican incredulidad. Un viaje sin saber que era el último. Una nueva fase en el mundo sin final aparente.

Día -6


El eco había abandonado los túneles
para colonizar las oficinas.

Nadie habla,
nadie asiente.

Una tos
es el inicio del miedo.

Y silencio,
mucho silencio,
en salas y antesalas
a un acontecimiento impredecible.

Día -5


Nunca había visto
esa plaza vacía.

La salida del metro
es la nueva casa de un adiós
más rotundo.

Día -4


Como le dijeron a Svetlana Aleksiévich,
solo sabíamos la topografía de la guerra,
de quién huir siempre había sido alguien.
No estábamos preparados para concebir un algo.

Hay una distancia no tan grande
entre esconderse de un disparo
y huir de una oficina.
Ese punto de inflexión
en el que no sabes si volverás,
donde las despedidas no tienen ningún sabor
porque se te secó la boca.

Una batería, una caja con trastos que fotografiar para trabajo,
un juego de luces, la taza del café que te dejaste por fregar,
todo eso lo metes en una caja y lo viajas en metro.

En la guerra, se huye por supervivencia propia;
en la enfermedad, por la del jefe.

Pero no lo piensas,
no piensas nada
mientras instalas tu nueva oficina en el cuarto de tender la ropa.

Ya apañarás alguna cosa.

La temporalidad
como estilo de vida.

Día -3


Hazme caso,
mamá,
vete a casa,
no salgáis.
No, no vayáis al cine.
Me da igual, esto es grave.
No, no soy una exagerada,
mamá.
Sí, pasa por el supermercado,
compra latas, compra carne para congelar,
también agua, por si acaso.
Sí, también para los yayos.
Que nadie entre en sus cuartos,
comprad guantes y máscaras,
desinfectante.
No les des más dos besos.
Ya lo sé que no andan,
que deben ir al hospital,
pero la gente los visitará
y les llevará la muerte.
No. No soy una exagerada.
No. No sale en las noticias porque aún no lo es.
Tienen miedo,
como yo.
También tú, lo sé.
Sí, quiero verte.
No sé cuándo podré ir.
Pronto.
Supongo
—supuse mal—.
Pronto.
Sí.
Yo también te quiero.
Cuídate.
Llámame.

Día -2


No es para tanto,
pero las muertes ya tienen contador oficial.
Las calles están vacías.
Mi compra es más grande que de costumbre.

No es para tanto,
pero todo es silencio.
No se sabe qué decir.

Día -1


Oigo las noticias
mientras miro las paredes.
Pienso en todas las casas en las que viví,
en la ventana que no aísla el frío,
siempre mejor
que la que no cerraba.

Fue buena idea
ser intransigente
con que nuestra primera casa
tuviese balcón.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando, está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra Política de cookies. ACEPTAR

Aviso de cookies